Asomuña, 31 años de transformación.

Hace más de 30 años, en Stanton y Cía. S. A., se presentó un incendio en el patio de materiales recuperados. Fue una conflagración difícil de controlar y se acercaba peligrosamente a las instalaciones principales de la empresa. La Brigada de Incendios estaba teniendo dificultades para dominar las llamas, por tratarse de materiales y desechos de caucho que una vez se incendian, no son fáciles de apagar.

Al ver el peligro que esto representaba para todas las instalaciones, se pidió ayuda a los Bomberos de Soacha, a las empresas vecinas y a la Escuela de Suboficiales de la Policía. La reacción fue inmediata. Icollantas y Texmeralda enviaron sus carros de bomberos y brigadas de incendio para dar apoyo, y de la Escuela de Suboficiales de la Policía acudieron más de cien hombres con el propósito de rodear la fábrica, y prevenir posibles saqueos. Ese fue uno de los motivos por los que inicialmente acudieron las empresas que están alrededor del embalse de Muña, de donde toma el nombre la Asociación de Industriales de Muña.

Walter Ocampo, director ejecutivo de Asomuña, acompaña esta labor hace 23 años. Llegó en 1995 para una intervención de 3 meses y se quedó a dirigir este proyecto que ya cumple 31 años. Este biólogo y abogado, vio en la organización la oportunidad de emprender por un camino poco explorado para la época: la sostenibilidad.

Iniciativas que suman

En un principio sólo la industria de manufactura participaba, pero con el tiempo la migración de empresas y las nuevas actividades económicas, llevó a que se integraran más compañías, como prestadoras de servicios generales, entre las que se destacaron: firmas de consultoría, diseño y de soporte a infraestructuras y construcción.

Actualmente, Asomuña está conformada por 22 organizaciones que hacen parte de diferentes actividades del sector productivo, y generan un aumento en la prestación de bienes y de servicios. Lo interesante es que a pesar de promover muy distintas actividades comerciales, “se comparte el territorio con situaciones transversales y con un eje de expansión urbana y de concesiones nacionales que son las que nosotros aprovechamos” afirma Ocampo.

De la Asociación no sólo se han beneficiado quienes la conforman de manera directa, Ocampo recuerda que, debido a la urgencia en la instalación de gas para algunas empresas, y la cooperación entre ellas, fue posible montar una red de gas para una parte del sur de Bogotá, Soacha y Sibaté, con la cual miles de familias se vieron beneficiadas. Del mismo modo, fue posible llevar la red inalámbrica de telefonía desde Bogotá hasta Sibaté.

El componente solidario de esta Asociación ha traído progreso en el sector que va desde la construcción del primer Comando de Acción Inmediata (CAI) con ayuda de la Escuela de Suboficiales de la Policía para brindar seguridad en la zona, hasta la colaboración con equipos tecnológicos para los juzgados de Soacha.

Ocampo tiene una hoja de vida muy amplia de servicio a la comunidad, su experiencia en la gerencia de entidades públicas y privadas, le permite ser una autoridad en los temas que competen a la preservación y cuidado del medio ambiente y sus recursos. Es por eso que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, nombró a la Asociación como veedores oficiales de los pactos de cumplimiento que tienen las empresas privadas para los trabajos en la cuenca, así que hace un diagnóstico y sobre esas bases se traba- ja, se dan respuestas y resultados.

Así mismo, en línea con los principios de ser un gremio competitivo, la Asociación realizó un proceso de planeación estratégica que le permitió afinar su norte y campos de acción. En 2013, con el apoyo de la Cámara de Comercio de Bogotá y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue una de las primeras asociaciones en vincularse a los programas de Responsabilidad Social Empresarial.

Como resultado de ese ejercicio se han implementado prácticas de gobierno corporativo, las cuales permiten que se adopten mecanismos más transparentes de administración, y se tengan mejores relaciones con los grupos de interés. Esto favorece que la agremiación perdure en el tiempo y contribuya a generar una sociedad más próspera.

Transparencia y sostenibilidad

Desde 2015, Asomuña hace pública su rendición de cuentas para ofrecer una gestión transparente y con convicción, con información que está al alcance de todos a través de su página web. También reafirman su responsabilidad social, trabajando en la definición de un Plan de Ordenamiento Territorial que permita la seguridad jurídica en las inversiones, así como el impulso y acompañamiento a las alcaldías locales en la ejecución de los proyectos de infraestructura nacional.

Los gobiernos de Bogotá y el Departamento de Cundinamarca lanzaron el Plan de Seguridad Vial Regional en el marco del Comité de Integración Territorial – CIT – con miras a la adopción de buenas prácticas viales, la reducción de accidentes y el fortalecimiento de las iniciativas de integración entre la ciudad capital y 22 municipios de Cundinamarca.

Asomuña acompaña el trabajo de la construcción de la Planta de Aguas Residuales Canoas que beneficiará a más de 14 municipios desde Soacha hasta Girardot. Al tiempo, este proyecto contribuirá a la descontaminación del Río Bogotá.

El caudal medio de tratamiento de Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, PTAR Canoas será de 16 m/s, lo que la convierte en la planta de tratamiento de aguas residuales más grande de Colombia, la tercera en América Latina y la 11va en el mundo.

Asomuña recibe el Certificado otorgado por la Confederación Colombiana de ONGs, sobre la Rendición Social Pública de Cuentas, de manera voluntaria. A esto, se une la gestión en conjunto que realizan con la Asociación de Empresarios de La Sabana. Finalmente, Ocampo es optimista con los nuevos cambios para la región, tomando en cuenta que la parte humana es lo más importante para él. Por eso su meta es trabajar con la comunidad para hacer buenos ciudadanos.